domingo, 2 de septiembre de 2012

Mi Octavio
como ya me conoces, he hurgado en los recuerdos
las memorias donde existíamos juntos
tu eras mi risa, mi ironía y mi martirio
yo fui tu sombra, tu luz, tu guía

Eras una tempestad que yo solía sosegar
tu rostro ruborizado y mis ojo tristes
eran iluminados por la luna
en aquellas noches azules
donde nos recostábamos para contar las estrellas
con la intención de nunca terminar

Quien iba a profetizar que tus lindos ojos grandes
los cuales un día miraron mis pupilas con brillo embeleso
ahora me evaden con un poco de vergüenza
si bien no quieres lastimar mi corazón
intentas amarme, pero ya no somos los de antes

Mi orgullo está intacto, no me avergüenzo de haber amado
yo ya gané,
pues en su tiempo
yo me llevo el amor que un día di y recibí.

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